La Unión Europea llama a un rearme de los ejércitos de cada uno de los países socios y a un incremento cuantioso de los presupuestos de Defensa ante el riesgo inminente de un conflicto más allá del que hay entre Rusia y Ucrania.
El escenario de una guerra en suelo europeo es algo que se palpa, aunque luego todo se convierta en palabrería. Pero, en cualquier caso, ocurra lo que ocurra, nos van tocar el bolsillo, cuando no la vida.
¿Y qué hacemos si torna el lado oscuro de la vida, como ya ha ocurrido en otros momentos? Por ahora no hacemos nada. No siquiera este asunto lo tenemos entre nuestras preocupaciones. Se nos ha hecho piel de rinoceronte.
Lo avisa Roberto Piñeiro, uno de los personajes de mi novela ¡ESTAS MUERTO, CABRON!, que se subleva ante la pasividad e ignorancia de los dirigentes políticos y sociales frente a las graves cuestiones que nos afectan.
Piñeiro es bibliófilo, bibliómano y finalmente bibliópata. Pero tiene claro que la ignorancia de dirigentes y súbditos es un acomodo para no planearse cuestiones sustanciales. Si leyeran la historia o supieran de la realidad geopolítica en el mundo estarían previendo lo que pueda pasar con una guerra nuclear o los costes energéticos y económicos de un alarde bélico. Aunque estén fuera de nuestros castillos las tragedias acaban afectándonos, según demuestra la historia.
Pero según Piñeiro nuestros dirigentes pasean a Abalos, a Begoña o a Ayuso para disputarse un poder de cuatro euros, mientras no tienen tiempo de preocuparse de que en Bruselas están tocando a arrebato. Ni siquiera ven que en territorio español ya hay acciones de esta guerra, como el asesinato de un piloto ucraniano en Finestrat o la actividad de la CIA y el CNI entre los residentes rusos y ucranianos en España.
Obsesionados con nuestras cuestiones domésticas por el poder no valoramos la gravedad que supone una guerra o el efecto económico y vital que tienen cuestiones como el cierre del Canal de Suez, la presión sobre Canarias por la presencia rusa en el Sahel o el incremento presupuestario para Defensa.
El personaje de la novela anuncia que todo irá a peor por la ignorancia dirigente, que ni siquiera sabe que en el Genesis 17.8 Dios le dice a Abraham que invada Canaán. Lo que siguen haciendo fielmente los israelíes.
Por eso Piñeiro decide quemar la Biblioteca Nacional. Si la gente prefiere vivir en la ignorancia de las mascarillas es preferible quemar todos los libros. En Fahrenheit 451 (Ray Bradbury) quemaban libros para que la gente viviera en la ignorancia.