No todas las mujeres en condiciones morales de vengarse son ricas.
Como decía Diógenes hay mucha gente, pero personas pocas. Hay muchas mujeres ricas que se vengan y matan hombres, pero no todas las mujeres que ejecutan su libre albedrio tienen mucho dinero.
En mi novela ¡ESTAS MUERTO, CABRON! hay mujeres con mucho dinero y gran posición económica y profesional que matan por el principio bíblico de ojo por ojo. Están hartas y aburridas.
Pero también hay otras, como el caso de Teresa Soler, profesora del Instituto Rei en Jaume de Alzira, y el de Consuelo González, una cajera de Mercadona, que optan por la venganza de forma diferente. Otra percepción de la realidad, como se dice en el libro.
Pero lo cierto es que las que ejercen de ricas no están sujetas a los vaivenes de la economía. A lo mejor porque también vivimos una impresión falsa de la riqueza. Y de la economía por culpa de la propaganda política.
Por añadir algo más sobre este tema:
veamos la diferencia entre la propaganda sobre la buena marcha del PIB en España y la realidad. Percepción y realidad.
El PIB mejora porque se apoya en el turismo, la construcción y el consumo interior. Una confianza desmedida que ya falló en la década de los 2.000.
Y sin embargo no se tienen en cuenta parámetros tan críticos como estos:
–Pérdida de mercados internacionales.
–Falta de actitud laboral
–Caída en picado de la productividad
–Costes energéticos
–Creciente burocracia empresarial y administrativa
–Caída impulso innovación en Pymes
–Envejecimiento y costes clases pasivas
–Coste sequía
–Sin respuestas a las bajas calificaciones Informes PISA
–Sin renovación de infraestructuras
–Endeudamiento
–Entrada de capitales extranjeros por pérdida de valor de las empresas.
–España pierde posiciones geopolíticas
–Pinza Francia -Marruecos
–Desinterés por la tecnología
Y por eso las mujeres ricas tienen más posibilidades de vengarse. No tienen que preocuparse de la realidad. Solo vale su percepción emocional.