La Manzana de la Sabiduría

Polarización emocional de Sánchez

Fecha
Categoría
Reflexión
fotografía del presidente del gobierno español Pedro Sánchez el 30 de abril de 2024

 Apenas cinco minutos después de que Sánchez anunciara su propósito de regenerar la democracia, el tertuliano de la SER, Javier Aroca Alonso, ya le exigía al presidente mayor concreción para la regeneración pendiente contra la derecha.

Y es que Sánchez ha vuelto a crear una oportunidad para aprovecharla emocionalmente. Las emociones por encima del BOE. Y alguien se aprestó de inmediato a poner nombre a los días de reflexión: NO PASARAN.

Fábrica de emociones

Sánchez ya fabricó su oportunidad cuando la moción de censura contra Rajoy, manipulando una sentencia judicial. Y lo ha vuelto a hacer ahora, a sabiendas de que la política actual tiene que ver poco con la razón y mucho con las emociones.

Sánchez ha vuelto a triunfar con el emocional ¡NO PASARÁN!, mientras todos preguntaban por Begoña Gómez.

Por eso con estas armas y la ignorancia de la derecha opinativa y política a Sánchez le quedan siglos en la Moncloa.

Sánchez, como Guardiola, tiene el control de la pelota. Y va de ganador, aunque juegue un mal partido.

Solo hay una forma de hacer gol: la emoción.

Y además no se complica la vida. Da por sentado que los buenos éticamente son un armazón mediático que le pide más palo contra los malos. Y que los malos son los otros. Pura polarización emocional.

 

Más poder para Sánchez

Y da por sentado que el paso del Rubicón se hace solo para conservar el poder político. Lo dijo Cesar: siempre el poder frente a la gloria

Por eso la regeneración democrática es emocional, no pasa por el BOE. Normas las justas, que las carga el diablo. Igual si quieres controlar Tik Tok, Ok Diario o El Español acabas metiendo en el mismo saco a Ignacio Escolar o Enric Juliana.

Simplemente, cuando alguien se porte mal le mandas las masas contra él. ¡NO PASARAN! como hizo Rubalcaba el 13 de marzo de 2004 atosigando a bulos las sedes del PP, que antes había mentido con la autoría del atentado. Nadie se acuerda de ese barro.

Por eso ha inventado la Máquina del Fango, una expresión emocional contra los desobedientes.

 

El “fango” es ignorancia

Con la suerte de que este país olvidadizo no recuerda expresiones como “la mano que mece la cuna” y “la máquina de picar carne” que exclamaban en el PP cuando les acosaban desde el PSOE con filtraciones fiscales en forma de bulos.

¿Aquello era “fango”?

¿Aquellos bulos degeneraban la democracia?

Y es que, como dice Roberto Piñeiro, un intelectual terrorista que aparece en mi novela ESTAS MUERTO, CABRON, estas cosas ocurren en España por la habitual ignorancia que reina más allá de los bares.

Obviamente Sánchez se montó la oportunidad de la reflexión para emocionar al personal con la regeneración democrática.

 

La reflexión fue un ratón

 No reflexionó para poner en cintura su fábrica de bulos, bien posicionada mediáticamente cuando hace falta echar una mano para crear desprestigio en Ferrovial, generar debilidad de Telefónica, atosigar a Ouigo o Iryo o engañar con el precio del aceite, liarla en Canarias y falsificar los datos de la vivienda.

Reflexionó sobre los bulos a fabricar para la polarización emocional.

Da lo mismo que Kant pidiera y reclamara mantener la razón como brújula, frente a las emociones absolutas de la verdad. La verdad es la oportunidad emocional, no la razón. El bulo propio.

 

Se busca el apocalipsis

Por eso los asesores de Sánchez no utilizan a Maquiavelo. Muñen a Savonarola, un poco anterior que el florentino. Incluso es posible que Ivan Redondo esté en algunos fogones.

Maquiavelo era más sibilino y defensor de las apariencias.  Pero el predicador Savonarola era partidario del apocalipsis. ¿Qué pasa si Sánchez se va y viene la derecha fascista? De ahí el guion de incertidumbres montado con los días de reflexión.

Maquiavelo era un tío ilustrado que en este caso hubiera hablado de regenerar la sanidad, la educación y hasta el fútbol privado. Pero el dominico solo quería regenerar la política dando el máximo juego a la gente que escuchaba devotamente lo que él decía desde el púlpito.

Y al que no lo creía lo acusaba de hereje.

imagen de la firma de una persona

 

 

 

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